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En los últimos días, el tipo de cambio del Bitcoin se ha acercado a la marca de los 100.000 dólares, alcanzando su nivel más bajo desde finales de junio. El mercado reacciona con nerviosismo, y no es de extrañar. Estados Unidos se encuentra inmerso en el cierre de gobierno más largo de los últimos años, que ha paralizado parte de la administración federal, y los inversores huyen cada vez más hacia activos "seguros".
¿Significa esto que las criptomonedas, consideradas durante años como una alternativa independiente al sistema financiero, están perdiendo su resistencia a las turbulencias políticas?
El cierre, que dura ya más de 40 días, está a la altura del récord de 2018-2019, y en la práctica significa que cientos de miles de funcionarios federales no cobran y que muchas instituciones -desde las oficinas tributarias a los reguladores- funcionan en modo de emergencia.
Una parálisis tan prolongada hace temer por la salud de la economía y aumenta la incertidumbre en los mercados financieros. Los inversores se alejan de los activos de riesgo y optan en su lugar por el dólar y la deuda pública. ¿Cuál es el resultado? El índice del dólar estadounidense (DXY) ha superado el nivel de los 100 puntos, lo que tradicionalmente significa una presión a la baja para el Bitcoin y otras criptodivisas.
La revalorización del dólar es uno de los principales factores que presionan a la baja al Bitcoin. Ya hemos visto este fenómeno muchas veces: cuando el dólar se fortalece, el capital sale de activos de riesgo como las criptodivisas, el oro o las acciones tecnológicas.
A esto se añade el declive del mercado tecnológico, que suele ir de la mano de la salud del mercado de criptomonedas. Los analistas señalan que el sentimiento de los inversores es hoy más defensivo, y que el mercado reacciona ante el menor indicio de riesgo.
Como resultado, el bitcoin se acerca a los niveles de soporte de mediados de año y las altcoins registran caídas de dos dígitos.
Hasta hace unos años, muchos entusiastas de las criptomonedas repetían que Bitcoin era un vehículo de valor "antisistema", independiente de las decisiones de gobiernos, bancos centrales o acontecimientos políticos. Hoy es evidente que esto es sólo una parte de la verdad.
En la práctica, el bitcoin reacciona cada vez más a los factores macroeconómicos mundiales, desde la política monetaria de la Reserva Federal, pasando por los datos del mercado laboral, hasta acontecimientos como el cierre de EE.UU. que acaba de producirse.
Algunos comentaristas lo ven como una prueba de la maduración del mercado: las criptomonedas están entrando en la corriente principal de las finanzas, por lo que están sujetas a los mismos mecanismos que el resto de los activos. Otros lo ven como una pérdida del espíritu original de independencia descentralizada.
Si el punto muerto en Washington se prolonga, la presión sobre los mercados seguirá siendo alta. La fortaleza del dólar, la debilidad de los datos macroeconómicos y el aumento de la tensión política en Estados Unidos son una combinación que históricamente no favorece a las criptodivisas.
Por otro lado, muchos inversores a largo plazo ven estos momentos como una oportunidad para acumular. La historia demuestra que los periodos de incertidumbre suelen preceder a fases posteriores de crecimiento.
A corto plazo, sin embargo, el mercado puede seguir nervioso y el Bitcoin vulnerable a nuevas caídas si la situación política en EE.UU. no se resuelve rápidamente.
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